Después de más de veinte años de liderazgo en el mercado de aspiradoras robot, iRobot, creador de la famosa gama Roomba, se enfrenta a uno de los giros más significativos de su historia: la declaración de bancarrota bajo el capítulo 11. Para millones de usuarios, esta conmoción plantea muchas preguntas: continuidad del servicio, futuro de los productos y garantías, y, en general, el destino industrial de un gigante que ha influido tanto en la innovación doméstica al estilo americano. En un contexto de competencia mundial exacerbada, especialmente por parte de gigantes chinos como Ecovacs, Roborock o Dreame, el recorrido del pionero americano ilustra la fragilidad de los equilibrios económicos y estratégicos actuales. Mientras que la compra por parte de Amazon fracasó bajo la presión regulatoria en Europa, ahora es el chino Picea Robotics el que entra en escena, cristalizando los desafíos geopolíticos e industriales de un ícono tecnológico de los Estados Unidos. El futuro de la cadena de suministro, del servicio al cliente y de la investigación y desarrollo americana queda así suspendido a las decisiones de los nuevos accionistas y al éxito de la reestructuración emprendida.
En resumen
- iRobot, pionero del mercado de aspiradoras robot, se declara en quiebra después de una caída prolongada de sus finanzas tras el fracaso de la compra por Amazon y una dura competencia china.
- El proceso de bancarrota bajo el capítulo 11 permite la continuación de la actividad, garantizando a los usuarios de Roomba la continuidad de la aplicación y las garantías, al menos a corto plazo.
- La empresa Picea Robotics, subcontratista y acreedor chino, anuncia su compra de iRobot, representando un cambio industrial importante para los Estados Unidos.
- Surgen desafíos estratégicos, especialmente en torno al mantenimiento de la innovación, la disponibilidad de piezas de repuesto y la estabilidad de la cadena de suministro.
- El futuro de los servicios conectados dependerá del éxito de la reestructuración y de la capacidad para contrarrestar la creciente dominación de marcas como Ecovacs, Roborock y Dreame en el mercado.
Bancarrota de Roomba (iRobot): contexto histórico y análisis de las causas principales
iRobot, nacido en Massachusetts a finales de los años 90, se establece a lo largo de los años 2000 como el líder del mercado de aspiradoras robot. Su producto estrella, la gama Roomba, ha transformado radicalmente la vida cotidiana de millones de hogares, ganándose una notoriedad mundial gracias a sus campañas de comunicación y la fiabilidad de sus robots. Pionero en la integración de la innovación de software y hardware, iRobot ha controlado durante mucho tiempo la mayoría del sector, tanto por su avance tecnológico como por su capacidad para ofrecer modelos adaptados a todos los perfiles de uso. Los éxitos comerciales se suceden, impulsados por un fuerte compromiso con la investigación y desarrollo y una capacidad de producción optimizada, que se extiende incluso hasta las fábricas de Vietnam.
Pero a partir de 2021, la dinámica se agota. Las señales de alerta se amplifican a medida que surge una competencia directa, particularmente de marcas chinas como Ecovacs, Roborock o Dreame. Estos nuevos actores invierten masivamente y de forma continua en tecnología, multiplicando las innovaciones como la navegación por IA avanzada o la cartografía dinámica. Con productos a menudo más elaborados y ofrecidos a precios considerablemente inferiores, poco a poco despojan a iRobot de su pedestal, erosionando su cuota de mercado de manera marcada. La empresa enfrenta entonces una doble presión: precios de venta a la baja y una constante presión sobre su margen de beneficio.

El entorno internacional agrava la situación. Los aranceles impuestos por los Estados Unidos sobre los productos manufacturados en Asia provocan un aumento significativo de los costos, que iRobot tiene dificultades para trasladar a sus clientes. Paralelamente, el fracaso de la muy publicitada compra por Amazon en 2024, bloqueada por las autoridades de competencia en Europa, priva a la marca de un aliado y de un flujo de capitales esencial para su recuperación. Este revés asesta un golpe decisivo a las esperanzas de resurgimiento: «Hemos intentado todo para asegurar nuestro futuro, sin éxito», declaraba entonces Gary Cohen, CEO de iRobot.
En el plano financiero, la degradación es rápida. Las cifras indican una caída de más del 35 % de la facturación entre 2021 y 2025, duplicada por una deuda acumulada que alcanza varios cientos de millones de dólares. Las pérdidas consecutivas obligan a iRobot a reducir su plantilla a la mitad y a revisar a la baja sus inversiones, incluso en la cadena de suministro. A principios de 2025, la empresa se encuentra en una situación de insolvencia técnica, incapaz de cumplir con sus plazos y compromisos hacia sus socios y principales acreedores.
El procedimiento de declaración de quiebra bajo el capítulo 11 se inicia entonces. Más precisamente, ofrece a iRobot la posibilidad de mantener sus operaciones ordinarias – producción, servicio postventa, comercialización de productos – mientras está bajo la supervisión del tribunal de quiebras estadounidense. El objetivo: llevar a cabo una profunda reestructuración financiera y operativa, con el fin de sanejar el pasivo, renegociar la deuda con los acreedores y atraer nuevos socios o inversores, tal como prevé la legislación sobre la bancarrota.
Esta secuencia pone de relieve la violencia del choque competitivo ejercido por los gigantes asiáticos, así como la fragilidad persistente de algunos sectores de la tecnología estadounidense, incluso entre sus pioneros. La llegada de Picea Robotics, acreedor chino y antiguo subcontratista industrial, se inscribe en este giro y deja entrever una transferencia de influencia sin precedentes sobre el futuro de la marca Roomba y el mantenimiento del anclaje industrial en los Estados Unidos. El siguiente paso surge de manera natural: ¿cuáles son las consecuencias prácticas para los usuarios y colaboradores, y qué perspectivas abre esta reestructuración para los próximos años?
Consecuencias de la bancarrota de iRobot para los usuarios y perspectivas de recuperación
Para el usuario de un Roomba, la problemática esencial radica en la continuidad del servicio y la sostenibilidad de la aplicación que controla el robot a distancia. Oficialmente, al momento de la declaración de quiebra, iRobot tranquiliza a sus clientes: «Nuestros robots continuarán operando normalmente, las actualizaciones, el servicio al cliente y la disponibilidad de piezas de repuesto estarán garantizadas», explica la dirección en un comunicado. Las garantías comerciales existentes se mantienen por ahora, reflejando un compromiso por asegurar la inversión de los hogares que han elegido la gama Roomba. A corto plazo, no se prevé ninguna interrupción de la aplicación, ni una ruptura flagrante en la cadena de suministro mundial de piezas de repuesto.
Sin embargo, la prudencia sigue siendo primordial a medio y largo plazo. El éxito de la reestructuración se convierte en la clave para la sostenibilidad del servicio postventa, el buen funcionamiento de los servicios conectados y el desarrollo de nuevos productos. Muchos usuarios informados se preguntan sobre la capacidad del grupo para sostener la innovación o garantizar la compatibilidad futura de los equipos existentes, dado que los recortes presupuestarios ya han ralentizado el ritmo de la investigación y desarrollo. Si, en el peor de los escenarios, los servicios en la nube y actualizaciones llegaran a debilitarse, el usuario aún conservaría el uso manual de su robot, un modo de funcionamiento autónomo que sigue siendo posible sin un servidor remoto.

El traspaso industrial y financiero a Picea Robotics marca la entrada en una nueva era para la marca americana. Subcontratista histórico de iRobot en el segmento asiático y acreedor importante, Picea Robotics oficializa la compra con la intención de preservar el valor de las patentes y la red de distribución mundial. Este acercamiento se percibe dentro de la industria como un intento de salvar lo que se pueda del portafolio de productos Roomba, al tiempo que se inyectan los recursos necesarios para el saneamiento de la deuda y la reactivación de la marca. Simbólicamente, la toma de control por parte de un gigante chino de una referencia americana histórica aviva el debate sobre las estrategias industriales y la soberanía tecnológica, especialmente en los Estados Unidos, donde la desindustrialización de sectores estratégicos suscita intensas preocupaciones.
La trayectoria de iRobot también esclarece las transformaciones del mercado global. En menos de una década, fabricantes chinos como Ecovacs, Roborock y Dreame han invertido masivamente en innovación, superando a veces a sus competidores occidentales en materia de navegación inteligente o reconocimiento espacial. La capacidad de ofrecer productos competitivos a precios reducidos ha relegado a iRobot a la posición de retador, infligiéndole una presión sobre sus márgenes al punto de forzarle a racionalizar su gama – razón por la cual algunos modelos Roomba ya desaparecen de ciertos canales de venta. En este contexto, la reestructuración se presenta como un paso obligado si la marca desea mantener una presencia duradera en el sector ya saturado de aspiradoras robot.
Finalmente, en el aspecto regulatorio, el fracaso de la compra por parte de Amazon, debido a las fronteras establecidas por las autoridades Europeas de competencia, constituye un precedente importante. Ilustra la importancia de los arbitrajes internacionales en el sector de la tecnología, capaces de alterar incluso en su fundamento los equilibrios industriales de una empresa históricamente fuerte. Este episodio marca así la doble fragilidad: por un lado, la de un campeón histórico sacudido por el dinamismo asiático; por el otro, la de la industria americana que ahora depende de nuevos capitales provenientes de Picea Robotics.
Cada paso avanzado en el proceso de recuperación o adaptación moldeará no solo la experiencia diaria del cliente, sino que también definirá el lugar de la innovación occidental en un mercado globalizado en constante cambio. Bajo la vigilancia de sus nuevos accionistas y la atenta supervisión de sus usuarios, iRobot se encuentra en una encrucijada, entre legado tecnológico y recomposición industrial bajo influencia extranjera.




0 reacción