Como pudimos ver en ferias anteriores (IFA y CES, en particular), el especialista en robots aspiradores, después de haber puesto un pie en el jardín con su robot cortacésped Dreame A1, viene a invadir las piscinas, con el Dreame Z1 Pro, que vamos a descubrir hoy. Pero este Dreame Z1 Pro no llega como un novato: presenta de inmediato una ficha técnica afilada, un apetito desbordante por la suciedad y una conectividad moderna digna de las estrellas del género. Pero detrás del marketing seductor… ¿qué vale realmente este robot en el terreno, donde las algas no dan cuartel? Después de varias semanas sumergidos en su compañía, es hora de hacer un balance.
Desempaquetado del Dreame Z1 Pro
Cuando recibimos la caja del Dreame Z1 Pro, la primera impresión que queda: es masivo, es sólido, y transpira la promesa de un material premium desde la primera toma de contacto.
Hay primero el tamaño: el Z1 Pro pesa 19 kg fuera del agua, un verdadero armario de escobas nutrido de músculos de silicona.
Los acabados confirman esta primera impresión: toda la estructura es robusta, cada ensamblaje parece diseñado para resistir el tiempo, los golpes y el agua clorada. ¡Es un tanque en miniatura!
Pero lo que más llama la atención es la generosidad del equipamiento técnico: bajo la carcasa, encontramos dos motores de bomba independientes, capaces de propulsar una potencia de aspiración récord de 30 m³/h.
El módulo de filtración, equipado con canastas de 180 µm, promete capturar tanto los pequeños desechos como las hojas rebeldes o las agujas de pino que se cuelan en la fiesta.
Vaciar la canasta se hace en un abrir y cerrar de ojos: se levanta, se enjuaga, se reemplaza. ¡No se necesita ser ingeniero para entenderlo!
Debajo, dos cepillos rotativos (de silicona, para no dañar el revestimiento) rivalizan en eficacia y flexibilidad, mientras que la tecnología PoolSense™ entra en escena: aquí, Dreame se luce con la cartografía inteligente y la anticipación de obstáculos.
Este robot no avanza a tientas, escanea literalmente la piscina (nada que ver con los viejos robots “en estrella” que parecían bailar la lambada a cada cambio de dirección). Su arsenal de sensores es impresionante: ultrasonido, luz estructurada 3D, detección infrarroja, ToF (“Time of Flight”) para medir precisamente cada relieve. Es decir, que identifica de inmediato las escaleras, pendientes u objetos que caen al fondo.
También me sorprendió la conectividad: el control remoto LiFi (que intercambia datos mediante la luz!), el cargador magnético que se acopla solo, la compatibilidad universal con todo tipo de piscinas (hasta 200 m², incluso fondos en diamante o paredes inclinadas).
Sin cable de alimentación, todo funciona con batería de litio ofreciendo una autonomía anunciada de hasta 4 horas. Lo suficiente para imaginar varios ciclos sin preocuparnos por una interrupción prematura.
Un detalle agradable: al salir de la caja, descubrimos una “toallita” integrada en el cable para limpiar sistemáticamente el aparato cuando sale del agua. Hacer esto antes de colocar el cargador magnético.
En resumen, el Dreame Z1 Pro presenta de entrada el equipo perfecto del robot premium, listo para enfrentar todos los desafíos. La profusión de sensores, la potencia incorporada y el acabado impecable ya anuncian el tono: está aquí para jugar en la corte de los grandes, y, créanme, dan ganas de pasar rápidamente a la fase de prueba.
Configuración y descubrimiento del Dreame Z1 Pro
Instalar el Dreame Z1 Pro es un detalle. Sacas tu smartphone y descargas la aplicación Dreamehome (disponible en iOS y Android, a instalar mediante código QR en la caja o simplemente desde la App Store). El robot ya está en modo de emparejamiento desde la primera vez que se enciende. ¡Dreame ha pensado en todo para facilitarnos la vida!
En apenas cinco minutos, todo va: solo hay que crear una cuenta, añadir el Dreame Z1 Pro escaneando el código QR (colocado en la tapa, imposible de perder), conectar el robot a su red Wi-Fi (atención, solo 2,4 GHz, los 5 GHz se quedan en la banca) y ¡listo, ya puedes controlar la bestia desde tu sofá!
No hay desconexiones salvajes, ni bugs con cada clic: la estabilidad está francamente garantizada.
La aplicación es clara, completamente traducida al español, y va al grano: encontramos el nivel de batería, el progreso de la limpieza, la posibilidad de iniciar o detener el robot a distancia, así como el historial de ciclos.
En cada limpieza, se puede elegir entre cuatro modos adaptados a la situación: solo fondo (perfecto antes del gran salto del sábado), paredes, línea de agua para el acabado, o limpieza total. ¡Libertad total!
¿Quieres un limpiador que se adapte al volumen, a la forma y hasta a la temporada? Fácil: la navegación PoolSense con la fusión de sensores (ultrasonido, ToF, luz estructurada…) ajusta cada recorrido de forma hiper precisa para todas las piscinas hasta 200 m², sean de fondo plano, en diamante, con escalones…
Un detalle que cuenta: incluso los ajustes de potencia y la gestión de los ciclos son accesibles con dos clics.
Una palabra sobre el control remoto LiFi: sí, el robot se controla realmente bajo el agua, donde ni Wi-Fi ni Bluetooth quieren ir. Práctico para enviar al robot a recuperar una zona precisa o para llamarlo a la orilla sin mojarse. Un simple señalamiento luminoso y obedece al dedo y a la vista, aunque, seamos claros, bajo el sol radiante, la señal se retrasa un poco más.
Para los escépticos de la tecnología, toda la configuración también se puede hacer directamente en el robot, gracias a botones físicos y códigos de colores LED bien pensados. Los LED muestran diferentes estados: carga, error, ciclos en curso… difícil perderse.
El robot memoriza hasta tres configuraciones diferentes (ideal para aquellos que tienen una piscina compleja o a quienes les gusta cambiar la disposición). También sabe dónde está: al final de su misión, se estaciona gentilmente al borde de la piscina, listo para ser recuperado, justo donde se quiere. No vamos a engañarnos: entre la facilidad de instalación, la toma de contacto casi inmediata y la posibilidad de personalizar todo desde una app, claramente se trata de un robot que piensa en el usuario por encima de todo.
Por eso, desde la primera conexión hasta la primera gran sesión de limpieza, el Dreame Z1 Pro da la impresión de una tecnología madura, completa y realmente bien pensada para todas las dificultades que se pueden encontrar alrededor de una piscina. ¡El tipo de gadget que hace sonreír y que, por una vez, no te hace arrepentirte de querer jugar al geek!
Retroalimentación de uso: Limpieza, autonomía y (im)perfección
En el terreno, el Dreame Z1 Pro no finge. Armado con sus 30 m³/h de aspiración (sí, es realmente potente), ataca la suciedad del fondo con eficacia. Hojas, grava, depósitos de algas: no tiene miedo de nada.
La cartografía inteligente PoolSense™ hace maravillas: el robot aprende el perfil de la piscina, adapta sus trayectos en S y evita obstáculos (y no, no se queda atascado tontamente bajo la escalera).
A lo largo de los ciclos, apreciamos especialmente cuatro modos de limpieza adaptados a cada misión: fondo simple, paredes, línea de agua, o limpieza total. El historial de intervenciones tranquiliza al geek que llevamos dentro, al igual que las notificaciones en vivo cuando la carga se vuelve caprichosa. El robot llega incluso a estacionarse automáticamente cerca del borde para facilitar la recuperación al final del ciclo… ¡Se acabó la red como pesca deportiva!
Si el uso diario resulta un verdadero placer (sobre todo porque se puede controlar todo desde la tumbona gracias a la aplicación), algunos puntos de atención subsisten para los maníacos de la limpieza. En las escaleras y algunos escalones, la detección a veces sigue siendo mejorable, y la subida por las paredes, aunque eficaz, no supera a los modelos más de alta gama del mercado.
Como con el Maytronics Liberty 600 visto recientemente, es un robot que recomendaría ante todo para una piscina enterrada, donde el Dreame Z1 Pro se muestra fácil de recuperar. En el caso de una piscina elevada como la mía, hay que usar fuerza de brazos para sacarlo del agua. Imaginen 19 kg + el peso del agua cuando está pleno, a 1,3 m de altura. Puede resultar algo deportivo para ella…
Autonomía: Resistencia de campeón, pero recarga a vigilar
La autonomía anunciada ronda jovialmente las 4 horas, una puntuación difícilmente alcanzable en uso hiperintensivo, pero fácilmente 2h50/3h en modo normal, lo que basta para la mayoría de las piscinas hasta 200 m². Para mi piscina de acero Gré (7,5 x 3,5 m), no tardó más de 40 minutos en dejar el fondo impecable, con un 22% de batería consumida. Así que se pueden llevar a cabo varios ciclos sin problemas para una limpieza impecable. El tiempo de carga habitual ronda las 4-5 horas. Un pequeño truco para los apurados: se puede recuperar entre un 25 y un 35% de batería en una hora de carga rápida, para reanudar un mini retoque antes de una fiesta improvisada. Pero se evita abusar de ello para cuidar la batería, ¡obviamente!
Sin embargo, no cuenten con una subida de información en tiempo real durante la limpieza (el robot pierde todo contacto “cloud” una vez bajo el agua), habrá que esperar al final de la sesión para un resumen completo.
Atención también al cargador magnético, bien pensado, pero que puede desconectarse a veces si se mueve el cable. Pero nada alarmante.
Detalles ingeniosos, aplicación y ergonomía: Un concentrado de ideas inteligentes
En la vida cotidiana, algunos detalles hacen que la experiencia sea realmente agradable: la canasta de filtración se vacía de un movimiento, la toallita integrada en el cable para limpiar el robot al salir resulta hiper práctica. Nos hubiera gustado una estación de carga o un carrito proporcionado de serie (indispensable para algunos que no quieren jugar a los levantadores de pesas todos los días). La aplicación Dreamehome evoluciona regularmente, aunque la programación semanal sigue siendo muy básica por ahora. ¡Esperemos una actualización más precisa!
Y si el control remoto LiFi te deja escéptico al principio, es bastante útil en situaciones de emergencia, especialmente cuando el robot se esconde en el fondo de la piscina y prefiere jugar a la desaparecida. Por último, la compatibilidad con todos los tipos de piscinas: enterradas, elevadas, forradas o de cerámica, en formas rectangulares o sorprendentes… se adapta sin quejarse.
Conclusión
El Dreame Z1 Pro se dirige claramente a quienes desean delegar el mantenimiento regular de su piscina, sin recortar en eficacia ni fiabilidad. No es un gadget de apoyo, es un verdadero compañero para quienes quieren liberar tiempo, mientras mantienen un ojo geek en el historial de ciclos y la cartografía de la piscina. Ciertamente, requiere un mínimo de esfuerzo para sacarlo del agua, pero vale la pena el juego para cualquiera que aprecie la comodidad de las piscinas sin tareas tediosas.
En resumen: potente, reflexivo, robusto y conectado, el Dreame Z1 Pro no roba su lugar en la corte de los grandes. Seduce por la generosidad de su ficha técnica e impresiona por la experiencia del usuario que ofrece. Si su peso considerable y la falta de programación avanzada causan un poco de descontento, en conjunto respira seriedad y eficacia. Estamos lejos de un simple argumento de marketing: en el terreno, este robot garantiza y ofrece ese pequeño extra que se espera de un aparato bien pensado.
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