Pasar los fines de semana empujando un cortacésped bajo el sol hasta acabar empapado, es un placer que se deja gustosamente a nuestros mayores (que, a veces, lo disfrutaban). Hace unos meses probamos el Mammotion Yuka. Hoy, es el Mammotion Yuka Mini el que llega para apropiarse de los terrenos más pequeños y acabar literalmente con esta tarea, ofreciendo un césped impecable sin mover un dedo. ¿El pliego de condiciones de este robot? Sencillez, eficacia y, sobre todo, una libertad total: ¡se acabaron los cables perimétricos que enterrar! Huele a verano, ¿no? Veamos si la promesa se mantiene a largo plazo.
Desembalaje del Mammotion Yuka Mini 700
Mammotion ofrece varias variantes de su Yuki Mini, según la superficie a cortar: 600 o 800 m². Aquí para las pruebas, tuve la oportunidad de tener el Mammotion Yuka Mini 700.

Como de costumbre, Mammotion no hace las cosas a medias. El embalaje es compacto, pero organizado con un cuidado evidente: cada elemento está bien sujeto, protegido, como si esperara que lo mimos. Una verdadera prueba de atención que tranquiliza de inmediato.


El robot cortacésped en sí es un concentrado de equilibrio entre ligereza y robustez. Pesa aproximadamente 10,5 kg, lo que lo hace bastante manejable para ser trasladado a mano sin dificultad, pero lo suficientemente pesado para asegurar una buena estabilidad en movimiento.

Sus dimensiones están pensadas para navegar con agilidad en jardines de entre 300 y 1100 m²: ancho de corte de 19 cm, longitud de aproximadamente 57 cm y altura de apenas 25 cm. No es un mastodonte, por lo tanto, pero tiene una presencia bien marcada.

Comparado con su hermano mayor Yuka, se nota inmediatamente el tamaño más compacto, aunque la forma sigue siendo muy parecida.

En cuanto a los materiales, el Yuka Mini luce una carcasa de plástico rígido gris, tanto mate como lisa, que transmite solidez evitando los reflejos desagradables bajo el sol. Su diseño quiere ser discreto pero moderno: líneas limpias con curvas suaves, sin excesos de gadgets o adornos, presenta una apariencia de máquina eficiente y profesional.

Dos grandes ruedas dentadas de 21 cm de diámetro dominan la parte trasera, ofreciendo una tracción sólida incluso en terrenos algo irregulares, mientras que dos ruedas delanteras más pequeñas (14 cm) facilitan los cambios de dirección con precisión.

Estas ruedas son de caucho grueso, una buena idea para evitar resbalar sobre la hierba húmeda o en suelos sueltos.

En la parte superior del robot, varios elementos destacan. El panel de control, accesible pero discreto, cuenta con cuatro botones físicos: encendido, parada de emergencia, retorno a la base y navegación en el menú.

Un sensor de lluvia integrado se encuentra en la parte delantera superior, garantizando que el cortacésped sabe cuándo es mejor detener sus actividades en caso de aguaceros.

Debajo, descubrimos lo que realmente marca la diferencia: un disco de corte rotativo de 19 cm alberga cinco pequeñas cuchillas de acero templado, todas retráctiles para evitar accidentes. Estas cuchillas, afiladas a la perfección, aseguran un corte limpio y regular, con una altura ajustable manualmente en una rueda situada en la parte trasera, permitiendo ajustar la altura de corte de 20 a 60 mm. Este rango cubre la mayoría de las necesidades, desde el césped corto hasta los mechones un poco más altos.

El chasis está bien protegido por un parachoques blando alrededor para amortiguar los contactos.

A diferencia de algunos modelos, este robot no está equipado con un parachoques físico, pero sus sensores UltraSense Vision le ofrecen una detección fina de obstáculos a corta distancia, evitando así colisiones bruscas (aunque un ligero contacto a veces es inevitable).

En cuanto a la estanqueidad, Mammotion ha cuidado su pequeño: el Yuka Mini está certificado IPX6, una buena garantía contra un buen chubasco primaveral o las lluvias de verano. La conectividad está bien protegida bajo cubiertas herméticas, perfecta para aquellos que temen los fallos debido a la humedad.

Finalmente, la estación de carga, más que un simple punto de anclaje, se compone de una base compacta con contactos metálicos y de una antena RTK montada sobre un poste.

Todo está diseñado para asegurar estabilidad y precisión, el conjunto robot-estación garantiza una navegación casi perfecta sin cable guía. Este pequeño dúo se integra discretamente en el jardín sin desfigurar demasiado el paisaje.
También es posible adquirir un cobertizo de jardín opcional. No es obligatorio, pero una pequeña protección contra las inclemencias del tiempo siempre es un plus.

En resumen, el Mammotion Yuka Mini 700 no es solo un bonito gadget autónomo: es una máquina bien acabada, hecha para durar, robusta pero ágil, con características físicas diseñadas específicamente para jardineros exigentes que no quieren sacrificar la sencillez por el rendimiento.
Instalación del Mammotion Yuka Mini 700
Olvide los días tediosos pasados enterrando un cable perimétrico al milímetro: aquí, ¡por fin se respira! Una vez terminado el desembalaje, vamos al jardín, robot a un lado, estación de carga al otro. La aventura puede comenzar. Primera prioridad: encontrar el lugar ideal para la base. Necesita una superficie plana, bien despejada (2 m de cada lado y 5 m delante, para que el Yuka Mini pueda maniobrar sin arriesgar el golpe de conejo contra el macizo de rosas). La alimentación se conecta a un enchufe convencional; el cable de alimentación ofrece una buena longitud, eliminando cualquier problema para alcanzar la red eléctrica.

Segunda misión, la antena RTK. Es el cerebro del sistema de navegación: debe ver el cielo en todo momento, libre de ramas espesas, sombrillas e incluso de la pérgola de metal (sí, mala idea bajo un toldo). Insertamos el poste en el suelo, atornillamos la antena en la parte superior, ¡y listo! La antena se comunica con el robot y la base para permitir una localización centimétrica. Cabe destacar que la antena RTK se puede colocar en un lugar diferente a la estación de carga: cuenta entonces con su propia alimentación. Esto facilita la disposición en terrenos un poco complicados.

Pasemos a la configuración: el smartphone se convierte en la herramienta principal. Descargamos la aplicación Mammotion (Android/iOS), creamos una cuenta y luego añadimos el robot. Conexión Bluetooth establecida, el robot señala su presencia con un discreto ‘bip’. Una vez realizada la vinculación, la aplicación lleva de la mano y cada paso se encadena lógicamente: vinculación con la estación, enlace con la antena, actualización de firmware… Tres minutos cronometrados y unos toques más tarde, solo queda conectar el Wi-Fi o la 4G (según modelo). Práctico: la suscripción 4G se ofrece durante el primer año, para probar la supervisión a distancia, incluso desde la playa de Arcachon.

¡Ha llegado el momento de cartografiar el terreno! Elegimos “creación de mapa” en la aplicación, luego guiamos el robot físicamente: marcha adelante, giro, rodeamos los árboles, la piscina, la terraza… Un poco como pilotar un coche teledirigido (salvo que después, el coche corta la hierba solo).

Este modelo también integra IA para la cartografía, al igual que el Navimow X350 que hemos visto. En modo IA, el robot detecta automáticamente los bordes y las paredes, para hacer su cartografía completamente solo. Solo retomamos el control cuando el terreno se complica un poco.


Una vez definido el perímetro, es hora de configurar las zonas de corte: hasta siete diferentes, cada una con su propio horario. Imposible equivocarse: excluimos los parterres de flores, ajustamos la altura de corte, y así el Yuka Mini sabe perfectamente a dónde debe ir… ¡y qué debe evitar!

La configuración no es solo un gadget técnico. Seguridad que configurar, notificaciones que activar (si el robot se queda atascado, si la lluvia acecha o simplemente al inicio del corte), todo es personalizable. Y la primera sesión revela la verdadera fuerza del conjunto: un arranque rápido, una cartografía precisa, una comunicación clara. Si la red Wi-Fi tiene problemas para cubrir todo el terreno (paredes gruesas, viejo mansión…), la 4G toma el relevo sin problemas.
En una hora pequeña, sin esfuerzos ni sudores fríos, el cortacésped pasa de la caja al corte milimétrico, listo para enfrentarse a sus junglas domésticas. ¡Mammotion lo ha entendido todo: hacer la instalación tan fluida como un paseo bucólico en primavera! ¡Nos encanta!
Opinión sobre el uso: un compañero de césped (casi) irreprochable en el día a día
El Mammotion Yuka Mini 700 se ha instalado en mi jardín (800 m², un terreno en U salpicado de árboles y obstáculos, con un pasillo estrecho entre dos zonas. El terreno de juego ideal para un robot exigente. Después de la configuración sin contratiempos ya mencionada, el robot se abalanzó sin dudar sobre el césped, mostrando desde el principio una confianza bastante refrescante. Impresionante cuando comienza su primera cartografía: el desplazamiento es metódico, casi hipnótico, delimitando los bordes del césped con una precisión digna de un agrimensor, apoyándose tanto en la antena RTK (colocada al fondo del jardín, como en el manual) como en sus sensores integrados.

Una vez que toma sus referencias, el Yuka Mini comienza a cortar zona por zona. En mi caso, dividí el terreno en tres partes: una zona principal en la parte trasera de la casa, una zona lateral, con un pasaje estrecho, y una tercera delante de la casa, donde frecuentemente aparcamos los coches. La aplicación permite programar para cada parte horarios distintos: la zona principal por la mañana, la zona lateral por la tarde (mientras que los niños juegan en otro sitio), y la zona delantera más puntualmente, cuando los coches se han ido.
Una experiencia de corte que roza la perfección
El Yuka Mini 700 se destaca por la calidad del corte: el paso es limpio, regular, sin el efecto de “solapamiento aleatorio” que aún muestran algunos robots, incluso en esta gama de precios. El disco de cinco mini-cuchillas asegura cortes limpios. Incluso la hierba un poco dura de primavera no le resiste. Con altura ajustada a 40 mm para obtener un resultado de “campo de fútbol”, y el resultado es impresionante. El robot no deja marcas, ni montones de residuos, incluso ganado por los caprichos del viento.

¿El secreto? Un modo de corte cruzado eficaz, trayectorias dadas por inteligencia artificial (a veces, se siente al robot dudar, retroceder, corregir, y luego volver a salir con firmeza, como si estuviera reflexionando); y la posibilidad de priorizar la rapidez o la precisión en los parámetros. Cuando el crecimiento es vigoroso, opto por el modo zigzag “exprés”: recorre los 800 m² en menos de 3 h, carga incluida, sin perder la calidad esperada.
Un verdadero camaleón en el césped… con algunas limitaciones
En cuanto a movilidad, atraviesan sin problemas pendientes del 30% (en mi caso, una pendiente suave detrás del seto), y no tiene problemas en terrenos ligeramente irregulares. Las grandes ruedas traseras dentadas trazan su surco en la hierba húmeda, aunque hay que reconocer que en condiciones húmedas, la adherencia disminuye: una mañana de tormenta, se detuvo dos veces en un área esponjosa. Nada alarmante, regresó educadamente a la base, esperando su momento.

¿Los obstáculos? No hay malas sorpresas. El robot se detiene bruscamente frente a los juguetes perdidos del pequeño, contornea sin chocar contra las macetas, y se desliza con una delicadeza rara entre los troncos de los árboles y el mobiliario de jardín. Las detecciones son precisas: nunca se le sorprende con el gato aventurero que le gusta rondar, ni con los balones de fútbol que quedan. Pero atención: en objetos muy bajos o planos (como una bordura de pasos japoneses a ras de suelo), a veces puede subir un poco antes de detectar el error y retroceder, sin dañarse.
Gestión del ruido y autonomía: la actitud zen
Imposible no mencionar el silencio del Yuka Mini. A 58 dB medidos a 1 m, se hace completamente olvidable durante el día, e incluso durante los ciclos nocturnos. No hay miedo de molestar a los vecinos. Pero evitaremos utilizarlo durante la noche para preservar la pequeña vida nocturna en el jardín. El robot reconocerá sin problema a un erizo, pero sería mejor dejar que estas pequeñas criaturas vivan tranquilamente, ¡tenemos todo el día para cortar!
Tampoco hay miedo en cuanto a la seguridad: bloqueo automático al levantarlo, detención casi instantánea del disco de corte, notificaciones en el smartphone tan pronto como se detecta un incidente.

En cuanto a la autonomía, con 270 m² de corte continuo por carga, cubre mi terreno en tres ciclos por día, sabiendo que se recarga en aproximadamente tres horas. La autonomía está perfectamente gestionada: retorno a la base sistemático antes de quedarse sin batería, y gestión del clima bastante inteligente. Una mañana de lluvia, el corte se interrumpió; una vez que la calma volvió, el robot reanudó como si nada. La estación de carga, bien colocada y limpia, siempre ha sabido recuperar el robot sin problemas.
La aplicación, el as bajo la manga de la rutina
Control a distancia (incluso en el camino al trabajo), seguimiento en tiempo real del robot, alertas de seguridad y planificación ultra-flexible. Incluso probé la supervisión FPV por diversión, asistiendo en vivo a la progresión. Una buena manera de echar un vistazo a lo que sucede en el jardín cuando no estamos.

La personalización de las zonas, la gestión precisa de la altura de corte y la planificación semanal dan una sensación de control total.
Un robot realmente inalámbrico… con algunas salvedades
No todo es perfecto, por supuesto. La banda no cortada de 10 a 12 cm en el borde: imposible de cortar, hay que sacar el desbrozador para los acabados. Pero es lo común en los robots cortacésped de este tipo.
En un suelo no perfectamente nivelado, pueden ocurrir algunas dudas, obligando a mover el mobiliario de jardín o delimitar más precisamente los obstáculos en la aplicación. Un punto positivo: nunca se quedó atascado durante la prueba entre dos estructuras fijas (columpio y balancín), aunque, una o dos veces, se levantó frente a una raíz de árbol saliente.
Ahorro de energía, clima y mantenimiento: la rutina simple
Muy sobrio en cuanto a consumo (menos de 30 kWh/año según mis lecturas en un enchufe conectado), el Yuka Mini no hace explotar la factura de electricidad. Almacenamiento invernal simplificado: se puede guardar en el cobertizo del jardín, la batería a secas, el chasis rápido de limpiar. En plena temporada, un cepillado rápido cada diez días es suficiente.
Consejo: recordar verificar la limpieza de la base y los contactos una vez al mes para una conexión ideal.

Un verdadero cambio, realmente conectado
Este robot no solo cortó mi césped: ha cambiado verdaderamente mi relación con el jardín: libertad recuperada los fines de semana, ninguna restricción relacionada con el clima (¡o casi!), una toma de posesión colaborativa con los niños (que le han dado un apodo, prueba de que se ha hecho aceptar por la tribu), y el placer de redescubrir un césped “siempre listo”, llueva, truene o incluso con un poco de canícula (el robot se ralentiza en la hierba muy seca, prueba de una gestión razonable de las restricciones).
La promesa del Mammotion Yuka Mini 700 es un jardín cuidado, en todas partes, todo el tiempo, sin renunciar a la técnica, ni al placer de ver revivir el césped. Impresionante… ¡incluso después de años de pruebas de robots competidores!
Conclusión
Al final, el Mammotion Yuka Mini 700 no se limita a cortar el césped, redefine la forma de abordar el mantenimiento del jardín. Su precisión de navegación, posible gracias al GPS RTK y sus sensores inteligentes, garantiza un césped cuidado mientras elimina la obligación del cable perimétrico. Un verdadero plus que cambia las reglas del juego. Su instalación fluida, combinada con una aplicación bien pensada, facilita el manejo, incluso para los menos tecnófilos.
En el terreno, este pequeño robot demuestra ser fiable, eficaz y de una discreción apreciable, logrando someter tanto zonas complejas como pendientes moderadas (hasta un 45%). La calidad de corte honra ampliamente la reputación de Mammotion, aunque aún son necesarias algunos retoques manuales en los bordes estrechos.
La autonomía es adecuada para cubrir superficies respetables con un mínimo de recarga y un respeto por las condiciones meteorológicas, y su robustez ante las inclemencias del tiempo tranquiliza para una inversión durante varias temporadas. En cuanto a conectividad, el Yuka Mini se integra fácilmente en un entorno domótico moderno, con un verdadero plus para la supervisión a distancia y la configuración precisa de las zonas.
A pesar de algunas pequeñas limitaciones (adherencia en tiempo húmedo, bandas no cortadas en el borde, o ligera sensibilidad a los obstáculos muy bajos), este robot cumple sus promesas, aportando una apreciable ganancia de tiempo sin sacrificar calidad. El Mammotion Yuka Mini 700 se impone así como una solución apreciable para los jardineros modernos, en busca de un mantenimiento inteligente, simple y eficaz.
En resumen, para quienes quieren dejar atrás las cortadoras tradicionales sin comprometer la calidad, el Yuka Mini 700 marca la diferencia y ofrece la oportunidad de disfrutar plenamente del jardín sin mover un dedo. Para pequeños jardines hasta 800/1000 m², simplemente está en el primer escalón del podio junto al Navimow i105/108e, que es su único equivalente en términos de funciones/precio.



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